Érase una vez, hace mucho tiempo que cayó sobre la tierra humedecida por las lluvias del otoño una aceituna.
Al cabo del tempo la aceituna se fue convirtiendo en un acebuche y todos los niños jugaban alrededor de él, subían a sus ramas se escondían tras su gran tronco y en verano disfrutaban de su gran sombra.
Cierto día un leñador se percató de la cantidad de leña que podría vender si talaba el acebuche. Y ni corto ni perezoso saco su hacha con la intención de cortar el árbol.
Cuando los niños se dieron cuenta de lo que el leñador estaba haciendo, les pidieron por favor, que no lo cortara, que el árbol formaba parte de sus vidas y era como otro amigo más.
El leñador al ver la cara decidió no talar el árbol y en su lugar clavó una estaca con un cartel que ponía, El acebuche de los niños. Desde entonces ese lugar se ha convertido en un sitio principal del pueblo donde los niños y los mayores disfrutaron de ese bonito paraje alrededor de su ´´ amigo el acebuche ´´
Javier Ramírez García 5º A