Había una vez una niña llamada Alejandra. Ella siempre escribía historias fantásticas sobre unicornios, reinos de chocolate etc…
Un día, mientras escribía una de esas historias, se le apareció una puerta mágica. Ella, con mucha curiosidad, la abrió y detrás de la puerta había un mundo de chuches.
Alejandra se atiborró de chuches, saltó en nubes de azúcar, se bañó en una fuente de chocolate y conoció a la reina de las chuches que se llamaba Lucía. Pero, de repente, notó que alguien le tocaba la espalda diciendo: ¡Alejandra despierta! Era su madre; todo había sido un sueño, se había quedado dormida mientras escribía. Marina Pérez Domínguez 5ºA